lunes, 12 de octubre de 2009

¿Y el día que haga algo que hacemos? ¿Lo canonizamos?

Se llama canonización al acto por el que el Papa declara que una persona es digna de culto universal. La canonización tiene el propósito de presentar a dicha persona como modelo de conducta ante los creyentes, dándole reconocimiento por el grado de perfección alcanzado y como intercesor ante Dios.

Y es que la Fundación Alfred Nobel no nos ha dejado otro camino que canonizar al señor Obama cuando algún día haga algo por lo que sea digno de pasar a la historia (aparte de por ser el primer presidente no blanco, que tiene mérito, pero no tanto).

La concesión de este, antaño prestigioso, premio es una vergüenza tanto para todos aquellos que de verdad merecieron tal reconocimiento como para aquellos que mereciéndolo no lo recibieron, ni lo reciben ni lo recibirán.

Mucho me temo que más que un acto de reconocimiento hacia el señor presidente, la fundación a perpetrado un acto propagandístico de magnitud planetaria.

Menos mal que, al menos, el afortunado a manifestado sentirse sorprendido y reconoce que a su juicio "no se lo merece". Si señor, ¡ese es el camino de la santidad!

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