viernes, 21 de mayo de 2010

Para mi madre

Ha vuelto a pasar. En 2008 mi padre, en 2009 mi abuela, y ahora, en 2010 mi madre. Como muchos ya sabéis, Maria José Rivas Ródenas murío ayer día 20 de Mayo de una insuficiencia pulmonar provocada por una infección en la sangre que sufrió mientras le realizaban un trasplante de médula ósea.

Días antes, mientras dormía sedada en la UCI del Hospital, tuve un sueño del que me desperté sobresaltado:

En él, yo estaba de pié viendo a mi madre sentada en una silla de ruedas muy especial: la que tuvo mi abuela durante sus últimos años de vida. Estaba muy tranquila y tan guapa como siempre: con esa peluca rubia con mechas tan chula que ha llevado durante éstos últimos meses para tapar el más perceptible de los efectos secundarios que las sesiones de quimioterapia le dejaban. Llevaba sus gafas rojas, tan modernas como lo era ella. Cómodos zapatos a juego, también rojos, y ese vestido vaquero "cuevero" porque "cuevera" ella era.

Lo que yo percibía en ese sueño era que ella estaba en la entrada de un edificio amplio, moderno, luminoso y muy bonito. Con árboles y césped bien cuidados por todo alrededor. Bajo un primaveral cielo azulado y sin nubes. Sin calor, como ella quería.

Desde la distancia, yo le decía: "¡Vamos Mami!, ¡lucha!. ¡Tienes que superar esto!, ¡ánimo!, ¡tu puedes hacerlo!". Ella, mientras tanto, me miraba con ternura y, tras unos instantes, y esbozando una leve sonrisa me decía con una tenue voz: "No te preocupes por mi Emi, YA no me duele. Aquí estoy bien".

Así la recordaré: Guapa, alegre, moderna, emprendedora, tranquila y cuevera. Recordaré a mi madre como una persona amiga de la gente y de la vida y deseosa de vivirla con alegría. En su taller o de viaje; en su casa o en La Cueva; Y recordaré también el inmenso cariño que nos tenía y lo orgullosa que estaba de sus hijos y de sus dos nietos: Emilio y Javier, "Javi y Emi". Para ellos era su "Abuelita Mari".

Descansa ya, Mami. Descansa de tanto viaje al hospital, de tanto pinchazo, de tanto análisis, de tanto dolor apenas apaciguado por la morfina. Descansa junto a tu marido en un lugar cercano a vuestra cueva, con vistas al valle de Murcia. Las mismas vistas que tu y papá tuvisteis durante 30 años desde vuestro refugio: Punto de encuentro y reencuentro más que finca particular. Altar donde se consagraban nuevas amistades como la que nació entre vosotros y mis suegros, Paco y Conchita. Comedero de arroces de costillejas cocinados junto a mis queridos tíos Rafa e Isabel. Salón para fiestas tan antológicas como la de inauguración del camino o la de vuestro aniversario de boda en 2006. Descansa tranquila y orgullosa de tu vida. Bien lo habrás hecho cuando todos los que te conocían te quisieron y no te olvidarán jamás.

Mamá. La vida no ha sido justa contigo estos últimos años. Te merecías más tiempo. Te merecías más viajes. En resumen, te merecías más. Mucho más.

Se que no podrás leer esta carta con tus ojos, pero seguro que sí con tu corazón donde quiera que estés.

Adiós Mamá.
Hasta que nos volvamos a ver.

6 comentarios:

Torpedo dijo...

Ánimo es lo único que te puedo dar.

Emilio dijo...

Gracias.

José Miguel Prefasi dijo...

Recuerdo que me enteré de la muerte de tu padre en un Sicarm...

Un fuerte abrazo.

Emilio dijo...

¡Joder Ahora que lo dices!. También mi Abuela murío en el Sicarm 2009.

Ahora ya se de quién es la culpa...:-)

Manuel Soler dijo...

Sólo comentarte mi apoyo, sé lo que has pasado y quiero que sepas que no te has quedado solo, que los tuyos aunque no aparezcamos mucho sabes que estamos. Me gusta mucho tu blog, te mando un fuerte abrazo para ti y para tu hermana.
Mucho ánimo desde la ciudad de las palmeras!!!

Cristina dijo...

Mami, Mami, Mami...