Hace poco escuché una entrevista al actual presidente de las cámaras de comercio, Javier Gómez-Navarro, ministro con Felipe Gonzalez. En dicha entrevista me llamó la atención un comentario sobre la financiación de los principales gastos sociales: el sanitario, las pensiones y el subsidio de desempleo. Me pareció muy interesante y por eso quiero exponer su propuesta aquí.
En la actualidad, los tres gastos sociales antes mencionados se financian, básicamente, con las cotizaciones de empresas, trabajadores y autónomos. Esto históricamente tenía sentido. Solo tenían protección sanitaria, jubilación y paro los que habían cotizado y su familia. Hoy en día este procedimiento de financiación ha quedado obsoleto porque éstas prestaciones se han hecho universales:
En la actualidad, los tres gastos sociales antes mencionados se financian, básicamente, con las cotizaciones de empresas, trabajadores y autónomos. Esto históricamente tenía sentido. Solo tenían protección sanitaria, jubilación y paro los que habían cotizado y su familia. Hoy en día este procedimiento de financiación ha quedado obsoleto porque éstas prestaciones se han hecho universales:
- Todo el mundo tiene asistencia sanitaria universal, tanto españoles como extranjeros, cotizantes o no cotizantes. Hasta los ilegales la tienen. Esto es bueno, nos hace seres humanos. Pero esto está provocando que, en diversas zonas de España, por la inmigración y por la cantidad de europeos residentes, la sanidad tenga que soportar una gran carga asistencial no financiada, ya que estas personas no cotizan.
- El el caso de las jubilaciones y en el subsidio de paro, el caso no es tan claro, pero hay pensiones no contributivas y mucho dinero de las cotizaciones para desempleo son para formación de personas que, o no trabajan o no han trabajado.
Pues bien, ese impuesto (más o menos) existe: El IVA. La propuesta es subir el IVA para pagar la sanidad y aquellas otras prestaciones sociales universales y eliminar (o reducir enormemente) el actual sistema de cotizaciones a la seguridad social para que la carga impositiva final sea muy parecida a la actual.
De esta forma, tanto cuando compres un producto chino como si es alemán o español, estarás financiando nuestro sistema de protección social.
Si lo piensas bien, las cotizaciones sociales son un impuesto al trabajo, y nadie en su sano juicio le pone un impuesto a algo que deseamos que haya mucho. Además, ese impuesto se transforma en costes empresariales que repercuten en el coste de los productos nacionales: ¡Los productos chinos no tienen ese impuesto sobre el trabajo! y, por tanto, son más baratos.
En resumen, gran parte de nuestro sistema de bienestar se basa en poner impuestos a nuestro trabajo, lo que incrementa nuestros costes, luego nuestros productos son más caros; y en una economía globalizada, compramos más productos sin ese impuesto, luego cierran empresas españolas y por tanto bajan las cotizaciones y suben los gastos en prestaciones por desempleo.
Con esta espiral, nuestro estado social actual (y el de toda Europa) puede irse a la quiebra.
1 comentario:
Parece una idea excelente.
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